Tras la volatilidad de la pandemia, las empresas han entrado en la “economía de las secuelas“. Los líderes deben aprovechar este periodo de relativa estabilidad económica para prepararse mejor para el próximo ciclo de crecimiento. Aquellos que se centran en la retención pueden asegurarse de que su talento no abandonará en cuanto el mercado laboral vuelva a acelerarse al ritmo vertiginoso de 2021-2022.
Aunque hay muchas formas en las que los CEO pueden abordar las tasas de velocidad de su plantilla, o la velocidad a la que los empleados abandonan, una de las más olvidadas se reduce a lo básico: la infraestructura.
La infraestructura abarca todo, desde el suelo de la fábrica hasta los equipos, el espacio de oficina y las configuraciones remotas. El entorno físico de trabajo es fundamental para la experiencia de los empleados, independientemente de dónde o cómo se realice el trabajo.
Tanto si se trata de un almacén como de una empresa de construcción, un servicio de distribución o una empresa de contabilidad, una infraestructura sólida aumenta el rendimiento y elimina la distracción de la frustración.
Cómo COVID impulsó la transformación digital
La pandemia puso de manifiesto la necesidad universal de infraestructuras tecnológicas y su frecuente carencia. Muchos empleadores no estaban preparados cuando se vieron obligados a cambiar repentinamente al trabajo remoto durante los paros debido a procesos anticuados.
Cuando se produjo el COVID-19, las organizaciones informaron de una transformación digital de tres a cuatro años de duración aparentemente de la noche a la mañana. De hecho, las empresas avanzaron 40 veces más rápido de lo que creían posible antes del inicio de la pandemia.
Y ahora, en medio del continuo “tira y afloja” de la vuelta a la oficina y la creciente popularidad del trabajo híbrido, los líderes tienen la tarea de garantizar que sus herramientas puedan flexibilizarse sin fricciones entre los entornos de la oficina y el hogar.
La tecnología nunca ha desempeñado un papel tan decisivo en la capacidad de una empresa para funcionar con eficacia.
De hecho, según los datos de Vistage, los líderes de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) de todos los sectores clasifican sistemáticamente la tecnología como una de sus dos inversiones más importantes, ya sea en forma de aplicaciones empresariales, actualizaciones de equipos, automatización o herramientas de colaboración.
Cuando se aprovecha correctamente, la tecnología permite a las organizaciones aumentar la productividad y mejorar la experiencia de los empleados.
Además, tres de cada cuatro pymes identificaron la tecnología como una forma de reducir la carga de trabajo, también descrita como lagunas de talento.
A continuación se exponen cuatro enfoques que los directores generales pueden adoptar para maximizar sus inversiones en tecnología.
1. Colaboración
Es fundamental que las empresas mejoren su colaboración. La miríada de herramientas de comunicación disponibles, agravada por el rápido desarrollo del lugar de trabajo híbrido, exige que las organizaciones revisen su conjunto de herramientas de colaboración (por ejemplo, Microsoft Outlook, Gmail, Google Drive, Slack, Zoom, Microsoft Teams), racionalicen los casos de uso de cada herramienta y normalicen las expectativas de la empresa sobre cómo y cuándo se utilizan.
Mientras que muchas personas tuvieron que aprender rápidamente a funcionar en el entorno de trabajo desde casa durante la pandemia, ahora nos encontramos en una fase de búsqueda de mejores prácticas que puedan aplicarse en organizaciones enteras.
2. Actualizar
El lugar de trabajo es la base del rendimiento y puede ser una ventaja competitiva a la hora de atraer y retener el talento. Garantizar que los empleados dispongan de las mejores herramientas, aplicaciones y condiciones de espacio de trabajo demuestra el compromiso con su desarrollo y supone un poderoso impulso para el compromiso de los empleados.
3. Utilización
Antes de invertir en nueva tecnología, es importante que los directivos se aseguren de que aprovechan al máximo las funciones ya existentes. Para ello es fundamental formar a los empleados en todas las funciones aplicables. No todas las funciones serán esenciales, pero casi siempre hay más eficiencia y conocimientos que extraer de los sistemas actuales antes de implantar aplicaciones empresariales totalmente nuevas.
4. Inteligencia artificial
Por último, la IA afectará a la productividad individual mucho antes de que las organizaciones estén preparadas para aprovecharla. Los directores ejecutivos deben identificar las mejores aplicaciones de IA para su equipo y formarles ampliamente en ellas. Esto permitirá a los empleados averiguar cómo les ayudará mejor en su función específica. Entonces, a medida que la IA gane velocidad, los líderes estarán preparados para acelerar también su transformación digital.
En el mundo híbrido y digital de hoy, la infraestructura ya no es tan simple como tener un espacio de oficina abierto y unos cuantos ordenadores.
Los líderes que no sitúen la tecnología entre sus prioridades e inviertan en crear el mejor entorno de trabajo de su clase se arriesgan a perder a los mejores talentos y a quedarse cortos cuando el próximo ciclo de crecimiento se encienda inevitablemente. Y, como los líderes aprendieron durante “The Great Resignation”, contar con el equipo adecuado en un mercado laboral difícil puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Este artículo se publicó primero en Vistage US, puedes leer la versión original en inglés aquí.