La cultura del lugar de trabajo, ya sea buena o mala, empieza en la cúspide. Por eso es tan importante que los directores generales sean conscientes de su estilo de liderazgo. Términos como liderazgo empático son algo más que una palabra de moda.
Para los ponentes de Vistage Bob Day y Alicia Kae Miller, que han dedicado sus carreras a enseñar el liderazgo empático, significa un cambio tangible y positivo para su empresa, sus productos y la relación con sus empleados. A continuación te explicamos cómo puedes adoptar un enfoque centrado en la empatía para tu liderazgo y empezar a obtener resultados tanto para tu entorno de trabajo como para tu cuenta de resultados.
¿Qué es el liderazgo empático?
El liderazgo empático consiste en ponerse realmente en el lugar de las personas a las que tienes a tu cargo y tener en cuenta sus necesidades y deseos en el proceso de toma de decisiones. Los directivos empáticos se preocupan por los miembros de su equipo como personas y adoptan un enfoque holístico en sus relaciones con los empleados.
“Me gusta hablar de pasar de la percepción a la perspectiva”, dice Day. Eso significa reconocer que cada persona tiene una percepción diferente del mundo, basada en su experiencia vital. Como líder, es importante reconocer la validez y la realidad de esa perspectiva.
“La empatía se reduce a ser visto, escuchado y comprendido”, añade Miller. “Desde la perspectiva de un empleado, significa que no tienes que estar de acuerdo conmigo, pero tienes que saber de dónde vengo cuando lideras con empatía”.
4 características de un líder empático
Los líderes empáticos asumen distintas funciones para mantener la buena salud de sus organizaciones. Un CEO que lidera con éxito con empatía tiene las siguientes características:
1. Motivador
Según la experiencia de Miller, a la gente le motiva más la empatía que el miedo. La zanahoria funciona mejor que el palo. Cuando tus empleados sienten que te preocupas por ellos, es más probable que sean leales y hagan bien su trabajo. Te seguirán porque quieren contribuir sinceramente, no sólo porque eres el jefe.
“Si estoy trabajando contigo y soy tu jefe, pero entiendo quién eres y dónde quieres estar dentro de 5, 10 ó 20 años, esa empatía puede motivarte porque puede demostrar un compromiso contigo y un deseo compartido de que tengas éxito”, explica Day.
2. Colaborador
Un líder empático se implica en el desarrollo de su plantilla. Tiene una política de puertas abiertas, pero también sabe cómo salir por esa puerta e iniciar conversaciones importantes o difíciles. Y saben que una empresa es tan fuerte como su gente.
“Por mucho que queramos pensar que somos independientes o que pensamos por nosotros mismos, en realidad no estamos diseñados para hacerlo solos”, afirma Day. Ser un líder solidario puede convertir una empresa no sólo en un lugar de trabajo, sino también en una comunidad.
3. Comunicador
La transparencia y la comunicación mantienen a todos en la misma línea. De lo contrario, la gente llenará el vacío con lo que tenga sentido para ellos, dice Day, sea cierto o no. Si se tiene en cuenta cómo se sienten los empleados y los miembros del equipo cuando se les mantiene al margen, se puede evitar crear desconfianza y descontento accidentalmente.
Por ejemplo, al principio de la pandemia, Miller trabajó en una empresa de biotecnología en la que la alta dirección se negó a comunicar un posible plan de emergencia, incluso cuando se le preguntó hasta que fue necesario. Esto provocó el caos y la confusión en toda la organización; los empleados querían respuestas, o al menos que se reconociera que no las había.
“Incluso las malas noticias son difíciles de compartir. Pero la gente te será mucho más leal y fiel si eres sincero con ellos”, añade Miller.
4. Participativo
Un líder empático hace que todos sientan que pertenecen a la empresa. Ese tipo de cultura empresarial es lo que todo director general desea; los trabajadores satisfechos y felices son también trabajadores productivos.
“La empatía es inclusión, la inclusión es pertenencia. Y todos queremos pertenecer”, afirma Miller. “Por eso la gente va al water cooler o va a la iglesia o se une a clubes. Por eso tantos forman parte de Vistage: para formar parte de algo más grande que uno mismo y devolver algo.”
Para Day, todo gira en torno al bucle de retroalimentación entre líderes y trabajadores. Incluir a todos en ese bucle evita la desconexión, que puede ser perjudicial.
Resultados del liderazgo empático
Está claro que el liderazgo empático mejora la vida cotidiana de las personas, pero también puede reportar beneficios a la empresa en su conjunto en las siguientes áreas clave:
Innovación
Una plantilla más comprometida y cómoda es también una plantilla más abierta con sus ideas. La clave de la innovación es la disposición a recibir ideas de todas partes, incluso de la voz más silenciosa de la sala.
“Es lo que tiene la empatía. Tenemos que sentirnos cómodos con lo incómodo y ser vulnerables”, afirma Miller. De lo contrario, esas personas se llevarán sus ideas a otra parte”.
Pero la vulnerabilidad va en ambos sentidos. El liderazgo empático también significa admitir que no lo sabes todo y que estás dispuesto a correr riesgos.
“El uso de la empatía es realmente una herramienta infrautilizada para desarrollar ese nivel de compromiso en tu gente, mostrándoles que estás abierto y eres vulnerable a nuevas ideas y nuevos conceptos”, explica Day.
Compromiso y retención
No es ningún secreto que a muchas empresas les cuesta retener a sus empleados. Un liderazgo empático es clave para conseguir que los trabajadores se sientan vinculados a su empresa y comprometidos con su trabajo. Si el tiempo es dinero, el trabajo es una gran inversión que los empleados quieren rentabilizar. Si demuestras que te preocupas por el desarrollo de tus empleados, conseguirás que tu lugar de trabajo sea un sitio en el que la gente quiera quedarse.
“¿Quién no quiere trabajar en ese entorno en el que eres capaz de mostrarte como quien realmente eres?”. pregunta Miller.
Por el contrario, la falta de empatía puede tener un efecto dominó. Si los empleados abandonan tu organización sintiéndose infravalorados, podrían difundir esa opinión, lo que podría afectar a tu reputación como empresa y como líder.
Conciliación de la vida laboral y familiar
Entender que a la gente le pueden estar pasando cosas en casa hace que sea más fácil trabajar con ellos en los momentos difíciles. También puede hacer que el equilibrio entre la vida laboral y personal sea más asequible para ti y para tus empleados.
Como descubrió Day durante el periodo de su vida en que su hijo luchaba contra un cáncer terminal, algunas cosas pueden hacer que el trabajo no parezca importante. Se necesita empatía por ambas partes para lograr el equilibrio adecuado de responsabilidades entre el trabajo y el hogar.
Para Miller, la flexibilidad con los empleados que trabajan desde casa es también una parte esencial del liderazgo empático en la era pospandémica. Acomodar los diferentes estilos de trabajo es clave para encontrar un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal para todos.
En última instancia, el papel de un director general consiste en comprender que todo el mundo espera de ti que le guíes, y que el tono que estableces se transmite a toda la organización. “Si no eres empático, nadie lo será”, afirma Miller.
Este artículo se publicó primero en Vistage US, puedes leer la versión original en inglés aquí.