Liderazgo
La ruta del CEO en su viaje por la toma de decisiones

Fue un momento complicado en el negocio, cuando tomé mi primer puesto de CEO y me enfrenté a las dificultades del CEO en la toma de decisiones. La burbuja de las puntocom acababa de estallar afectando a nuestros resultados. Necesitaba contratar un nuevo jefe de división y recibí la misma referencia de varias fuentes. Estaban vendiendo a este candidato con fuerza. Tenía las credenciales de renombre y conocía nuestro negocio… Todos amaban a esta persona.

Además de mejorar los resultados, estaba ansioso por crear alineación en el equipo e inculcar el espíritu de empresa, por lo que cortocircuité mi proceso de investigación. Empecé con varios candidatos, pero solo entrevisté a este. Todos estaban entusiasmados con esta contratación.

Sin embargo, en una semana, me di cuenta de que había cometido un error. Mi contratación tenía un apoyo 100% popular, pero también estaba 100% equivocado. Resultó ser tóxico para nuestra empresa y podría haberla arruinado.

Esta experiencia me enseñó una gran lección: la importancia de desarrollar y ser fiel a un proceso de toma de decisiones. Una encuesta realizada por “McKinsey Quarterly” manifestó que el 60 por ciento de los ejecutivos toman malas decisiones con tanta frecuencia como toman buenas. Esa estadística muestra que hay margen de mejora. Yo diría que si quieres ser un CEO de alto rendimiento, debes desarrollar una competencia excelente en la toma de decisiones. Creo que todos los CEO necesitan experimentar este cambio, reconociendo que la forma en que llegan a una decisión es tan importante como la decisión que toman en sí.

Los cuatro catalizadores en la evolución de la toma de decisiones

Hoy, como CEO con experiencia, abordo las decisiones de manera diferente. Trato la toma de decisiones como una disciplina y conscientemente aplico un marco estructurado al tomar decisiones. Mi experiencia ha revelado cuatro factores que influyen en la evolución del principal responsable de la toma de decisiones: propósito, mentalidad, rigor y tiempo y espacio. El nuevo CEO y el experimentado CEO tienden a responder de manera diferente a estos impulsores. Me llevó muchos años desarrollar y refinar mi enfoque, pero me permite tomar mejores decisiones, más rápido.

1. Conéctate con tu propósito

Si eres un nuevo CEO, es posible que hayas desarrollado una forma de visión de túnel, centrándote solo en los objetivos de tu departamento en lugar de en el panorama general. Cuando accedes al puesto de CEO, debes pensar en qué beneficia a la empresa en su conjunto. Esa es una de las grandes distinciones que conlleva pasar al puesto de CEO. La complejidad hace que la toma de decisiones sea más desafiante, independientemente del tamaño de la empresa.

También es difícil tomar decisiones si no está claro qué representa tu empresa. Tener ese filtro es vital para mí. Cuando estoy evaluando una decisión, siempre me pregunto: ¿esta decisión se relaciona con la misión, visión y propósito de mi empresa? ¿Beneficiará a la organización en su conjunto? ¿Refleja con precisión nuestros valores y creencias? Si puedo responder “sí” a estas preguntas, sé que estoy en el camino correcto.

2. Cambia tu mentalidad

Un CEO con menos experiencia podría tener una creencia limitante de que solo hay una respuesta correcta para una situación dada. La experiencia tiende a mostrar que las buenas elecciones provienen de procesos reflexivos y que hay más de una respuesta correcta. Es liberador darse cuenta de que hay muchas opciones, y la mejor es aquella en la que has invertido el tiempo, la energía y el compromiso.

Dejar de lado el ego también es importante. Con el tiempo, he desarrollado la conciencia para controlar mi ego y tomar decisiones basadas en su impacto en mi empresa. Una mentalidad de primera empresa proporciona la claridad y la honestidad para abordar la resolución de problemas de manera efectiva.

Si necesito cambiar mi enfoque o cambiar una decisión, ya no me preocupa cómo eso hará que me vean, ya que estoy haciendo lo mejor para la empresa, no para mí. Así funciona la integridad, y las decisiones que tomas con integridad son las que debes tomar.

3. Aplica rigor

Sabes que te desvías cuando cada decisión se percibe como una vuelta a empezar. Cuando tratas la toma de decisiones como una disciplina y aplicas rigor, no sentirás que estás comenzando desde cero cada vez. El rigor me ha permitido tomar decisiones más rápido y con mayor precisión.

Parte del rigor es buscar el aporte de otros, especialmente aquellos que piensan de manera diferente a ti, al tiempo que entiendes cómo filtrar y sintetizar las ideas que recibes.

Tu tendencia puede ser hablar con la mayor cantidad de personas posible sobre la situación y luego tomar una decisión basada en lo que dice la mayoría. Mi desastrosa contratación revela un peligro potencial al confiar en la opinión de la mayoría. En mi enfoque ahora, escucho las opiniones de otras personas pero las proceso de manera diferente a como lo hacía como un joven CEO. Los trato como entradas de información en lugar de como instrucciones y me aseguro de que cada decisión que tomo sea exclusivamente mía.

También me aseguro de tener el contexto suficiente para tomar una decisión informada. Tienes que entender al menos algunos de los detalles; de lo contrario, corres el riesgo de depender demasiado de los supuestos. Aplicar rigor a los aportes externos facilita el proceso de toma de decisiones porque me da claridad y dirección.

4. Permítete tiempo y espacio

Un ambiente de trabajo de alta presión, junto con la escasez de tiempo, puede hacer que un nuevo CEO tome decisiones de manera apresurada o al azar. Como recién llegado a la C-Suite, no me permití el tiempo y el espacio para desconectar el ruido y procesar completamente una decisión.

Desde entonces, he aprendido a reducir la velocidad y designar el tiempo para procesar las decisiones sin interrupción. Trato la toma de decisiones como un maratón en lugar de como un sprint. Dedico un poco de tiempo todos los días para participar en una reflexión tranquila y trabajar a través de las decisiones. No tengas miedo de decirle a la gente: “Esta decisión llevará algún tiempo”.

Desarrollando tu proceso de toma de decisiones

Cuando tomo una decisión, aplico un proceso que se basa en tres principios básicos:

  • Presto atención a mis instintos, escuchándolos sin analizarlos en exceso.
  • Ejerzo mi criterio en mis elecciones, recurriendo a datos y experiencias para llegar a conclusiones.
  • Las perspectivas de mis compañeros, mentores y empleados me informan, pero no dictan mis decisiones.

Este no es un proceso secuencial, sino más bien fluido, donde los tres principios trabajan en conjunto. Sé que he tomado una buena decisión cuando pasa la “prueba MVP”: se alinea con la misión, visión y propósito de mi empresa.

Permíteme compartir una anécdota que contrasta con la primera historia. Hace años, después de hablar sobre algunos desafíos comerciales con mis colegas CEO, comencé a pensar si tenía sentido crear un puesto de CFO. Hablé con mis colegas sobre mi dilema, pensé en las implicaciones financieras de la contratación y escuché mis instintos al revisar mis opciones. Me aferré a mi proceso de investigación. Finalmente, decidí hacerlo. Y resultó ser una de las mejores decisiones de mi carrera. El director financiero que elegí valía su peso en oro. Hizo cambios en la compañía que aumentaron su valor exponencialmente.

Al igual que cualquier otro CEO, soy una persona de desarrollo constante. Todavía cometo errores, pero menos de lo que solía hacerlo porque invierto tiempo y energía en mi proceso de toma de decisiones.

El proceso descrito aquí funciona para mí, pero de ninguna manera es la única forma de tomar una buena decisión. La toma de decisiones es un proceso único para el individuo, por lo que es importante desarrollar un modelo que le resulte auténtico. Después de todo, no es el modelo lo que más importa. Lo que cuenta es que aplica rigurosamente un proceso consciente que conduce a mejores decisiones y mejores resultados para tu empresa.

Este artículo se publicó primero en Vistage US. Puedes leer la versión en inglés aquí.