Liderazgo

Dirigir un negocio exitoso, sin importar cuán grande o pequeño sea, comienza y termina con un liderazgo efectivo. Esto implica definir un destino claro haciendo que todos se centren en llegar a ese destino, informar, inspirar y comprometer a las personas para que lleguen allí, midiendo los resultados y ajustándo lo que sea necesario en el camino.

Estos principios de liderazgo se aplican a todos los tipos y tamaños de empresas. Sin embargo, su implementación puede variar significativamente, especialmente en empresas más pequeñas y emprendedoras que carecen de los recursos y la capacitación en gestión de organizaciones mucho más grandes.

Como consultor y mentor de liderazgo he tenido la suerte de trabajar con muchas empresas emprendedoras para ayudarles a tener una idea clara de cómo tener éxito y llegar a sus destinos. Desde mi perspectiva, así es como el liderazgo efectivo se aplica en una pequeña empresa:

Concreta qué es tener éxito

Una organización sin un destino claro tiene demasiados destinos o ninguno en absoluto. Es por eso que la primera tarea de cada líder, independientemente del tamaño o el tipo de negocio, es definir y dibujar una visión clara de qué es el éxito para la organización y lo que se necesitará para lograrlo. De lo contrario, las personas tienden a tomar decisiones basadas en su propia agenda personal en lugar de las necesidades de la organización.

Con menos personas y menos recursos, a las pequeñas empresas les resulta más fácil tener claridad para lograr ese éxito. El desafío más grande es mantenerse enfocados en el objetivo. Los empresarios tienden a ver oportunidades en todas partes y, a menudo, incluso temen que faltar ellos mismos podría tener un impacto negativo en el negocio. Sin embargo, solo porque una oportunidad esté a tu alcance no significa necesariamente que te sirva.

Uno de los peores errores que las pequeñas empresas pueden cometer es perseguir demasiadas cosas y por lo tanto no hacer nada correctamente. Así que elige tu objetivo con cuidado y cíñete a tus recursos. Tus empleados, tus clientes y su negocio apreciarán un enfoque centrado.

Comunica tus metas

Una vez que hayas definido el objetivo final, mantén a todos centrados en él mediante la comunicación constante de los objetivos. Aquí es donde las pequeñas empresas tienen una ventaja sobre las grandes.

A pesar de todas las tecnologías de comunicación actuales, en cualquier momento y en cualquier lugar, la comunicación cara a cara sigue siendo una de las formas más efectivas de dar y recibir información en el mundo de los negocios. Sin embargo, en las grandes empresas, la comunicación cara a cara suele ser difícil, excepto a nivel de equipo. La información tiene que pasar de una capa a otra de la burocracia, lo que ralentiza el proceso y, a menudo, conduce a una falta de comunicación y un malentendido.

En una pequeña empresa, los líderes pueden dirigirse más fácilmente a todos en persona a través de reuniones o en grupos pequeños. Esto no significa que las pequeñas empresas no deban comunicarse a través de correo electrónico, redes sociales e intranets. Pero no hay nada como una comunicación cara a cara con el líder para que los empleados se sientan comprometidos y conectados con la misión y los objetivos de la organización.

Aclara los roles y las responsabilidades

Para ayudar a las personas a mantenerse enfocadas en el big picture, los líderes también deben aclarar el rol y las responsabilidades individuales de cada empleado y cómo estos apoyan en el camino hacia al destino.

Las grandes empresas suelen tener departamentos de recursos humanos bien capacitados para crear descripciones de empleos formales, clasificaciones, expectativas y trayectorias profesionales para cada posición. Las pequeñas empresas que carecen de estos recursos internos pueden encontrar este objetivo más difícil de lograr. Además, las personas tienden a colaborar en áreas fuera de sus ámbitos, lo que puede causar confusión sobre las responsabilidades de los roles y conducir a la duplicación de esfuerzos.

Para contrarrestar la tendencia a perderse en hacer lo que se debe hacer, las pequeñas empresas necesitan herramientas simples que creen claridad, no burocracia. Para mantener a los empleados enfocados en sus responsabilidades, bríndales feedback continuo sobre su desempeño, a través por su gerente o responsable inmediato y siempre vinculado al objetivo final.

Cada empleado debe poder responder estas preguntas:

• ¿Cuáles son mis prioridades principales?
• ¿Cuáles son los tres objetivos principales que necesito lograr esta semana / este trimestre / este año?
• ¿Cómo sabré que he tenido éxito después de haber trabajado tan duro esta semana / mes / trimestre?
• ¿Cómo sabremos cuándo hemos ganado como equipo? ¿Como organización?

Dar retroalimentación sincera puede ser incómodo en una pequeña empresa, especialmente cuando los gerentes carecen de capacitación en esta área. Pero sin comentarios no obtendrás compromiso ni dedicación. Capacite a sus gerentes para que realicen comentarios efectivos y hágalos parte de la descripción de su trabajo. Tendrá menos rotación y una fuerza laboral más comprometida.

Delega (y siéntete cómodo haciéndolo)

Pocas cosas inhiben el crecimiento de una pequeña empresa tanto como un líder que no quiere, o no puede, delegar responsabilidad a otros.

Los gerentes de grandes compañías entienden que su trabajo es administrar personas, no el trabajo. O bien son buenos para delegar o no duran mucho. En contraste, los líderes empresariales pueden dudar en delegar por muchas razones. Temen que los empleados no tengan las habilidades o aptitudes para asumir más responsabilidad. Les gusta tener sus manos en cada pedazo del pastel. O simplemente no quieren renunciar al control.

Para sentirse cómodo con las personas que asumen roles más relevantes en tu pequeña empresa, identifica entre tus tareas las que podrían (y deberían) ser manejadas por otros. Luego desarrolle empleados en esas áreas de la siguiente manera:

  • Educándolos a través de cursos, conferencias, seminarios y materiales de lectura
  • Permitiéndoles adquirir experiencia a través de tareas en el trabajo, tareas especiales, proyectos desafiantes y en rotación
  • Proporcionardo asesoramiento, comentarios, mentores y modelos a seguir dentro o fuera de su organización

Si delegar te resulta difícil, considera probar con un mentor en liderazgo o pedirle a un colega o asociado respetado que te guíe en esta área.

Enseña a los empleados el negocio de la empresa

Las empresas de hoy en día necesitan avanzar rápidamente con foco y flexibilidad (un concepto que yo llamo «agilidad estratégica«). Aquí hay otra área donde las pequeñas empresas tienen una clara ventaja.

La flexibilidad y la capacidad de respuesta requieren apoyar las decisiones lo más cerca posible del punto de interacción con el cliente. En una pequeña empresa, los líderes tienden a estar más cerca de sus clientes y más en contacto con sus mercados. Además, menos capas de administración y menos burocracia permiten respuestas más rápidas cuando los mercados y las necesidades de los clientes cambian de la noche a la mañana.

Sin embargo, los empleados no pueden tomar buenas decisiones cuando el conocimiento reside solo en la parte superior de la compañía. Enseñar a las personas sobre los costes, los clientes, cómo mejorar los procesos internos y más, proporciona la información y la confianza que necesitan para hacer lo correcto en el momento adecuado. De lo contrario, impulsarán continuamente las decisiones hacia arriba, haciendo que incluso una pequeña organización tenga una respuesta más lenta de lo que debe ser.

Educar a los empleados no tiene por qué ser complicado o costoso. Organiza encuentros donde los gerentes hablen sobre sus áreas de especialización. Registra a los empleados en webinars. Crea una biblioteca de libros y videos de capacitación para la educación de tus empleados. Haz estas cosas bien y el retorno de la inversión superará con creces el coste.

Mantén tu mirada en la pelota

Quizás el mayor desafío para los líderes de pequeñas empresas es mantenerse enfocado en lo personal. Para minimizar las demandas constantes de atención por parte de las personas y el diluvio diario de correos electrónicos, mensajes de texto y tweets, empieza cada mañana tomando 10 minutos para revisar el día siguiente.

Pregúntate: “¿Qué voy a hacer hoy, qué me acercará más a mi definición de ganar?” Después organiza su día en torno a aquellas tareas y actividades que te acerquen más a tus metas, al tiempo que eliminas las cosas que saturan tu tiempo y atención.

Manténte enfocado, mantén a tu gente en el camino, brinda feedback de su desempeño regularmente, ayúdalos a crecer profesionalmente, y no pasará mucho tiempo antes de que tu pequeña empresa sea más grande e incluso más exitosa.

Este artículo fue publicado originalmente en Vistage.com en inglés, puedes leerlo aquí.